La lunotipia. Tipografía digital, TeX y cafeína

«Tonos» y «oxia», o el duplicado acento agudo en griego

Nadie duda a estas alturas de la gran bendición que supuso un estándar como Unicode para el tratamiento digital de los textos. Y la justicia y reparación que vino con ello, pues las computadoras se veían por fin capaces de entender y representar cualquier sistema de escritura humano más allá del latino, tanto actual como antiguo, ya fuese usado por muchos, ya minoritario y casi desconocido. O, al menos, aspirar a semejante ideal, una meta que cada vez se antoja más cercana con cada edición oficial del estándar. Desde los toscos grafos oghámicos a las intrincadas escrituras de Asia o de África, pasando por silabarios, alfabetos, notaciones musicales y símbolos de toda clase, por supuesto que no podría faltar en esta ordenada fiesta y encasillado bullicio la venerable escritura griega. De la cual volvemos a hablar aquí a cuento de una pequeña y curiosa inconsistencia que viene acarreando el estándar (Unicode no es perfecto) desde los propios orígenes de la inclusión del griego. La cuestión afecta al acento agudo y, si no andamos con el debido cuidado, puede complicarnos innecesariamente la vida a la hora de trabajar digitalmente con un texto en caracteres helenos.

Dos acentos agudos ¿innecesarios?

Como bien sabe (o debería saber) todo aquel que trabaja en un ordenador con textos griegos, Unicode tiene asignadas dos «parcelas» bien delimitadas para la correcta representación de esta lengua. A una la llama «griego» y a la otra «griego extendido». La primera incluye el alfabeto completo, los signos de puntuación y todas las vocales acentuadas como caracteres precompuestos. O sea, la vocal de turno y, sobre ella, el único acento que desde la reforma monotónica del 82 admite la escritura griega actual, y que no es sino un acento agudo como el que tenemos en español y al cual impropiamente llamamos «tilde». Por otro lado, la parcela de griego extendido comprende todos los caracteres precompuestos (vocales, mayormente) con el juego y combinatoria de diacríticos necesarios para la escritura del griego politónico, que es la manera de representar el griego «antiguo» y el griego anterior a la mencionada reforma, pues a pesar de que la lengua sólo cuenta desde hace mucho tiempo con un único acento intensivo, se seguía escribiendo (por cuestiones más culturales que pragmáticas) con los signos de los espíritus y la ancestral tríada de acentos agudo, grave y circunflejo.

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Figura 1: Área de griego básico en la fuente EB Garamond (visualizada en FontForge)

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Figura 2: Área de griego extendido en la misma fuente

Naturalmente, las fuentes pueden incluir ambas parcelas o sólo la primera, que es la básica. Si se da este último caso, únicamente podremos escribir o representar griego monotónico. Hasta aquí, todo perfecto y, más o menos, dentro de la habitual coherencia de Unicode. Pero trazar una línea divisoria tan drástica entre los sistemas mono y politónicos nos llevó también a una inesperada duplicidad de acentos agudos. De tal suerte que Unicode presenta un acento para el área monotónica, al cual llama con el término griego tonos, y otro para el griego extendido politónico, que denomina, también en griego, oxia. Esto ya de por sí es una inconsistencia, pues la distinción que hace aquí el estándar no es gráfica sino histórica. Y nos da a entender algo que no se corresponde con la realidad, como si la reforma monotónica estableciese un nuevo signo diacrítico cuando lo que hizo fue simplemente eliminar de la escritura normativa aquellos signos innecesarios por representar acentos y hechos fonológicos ya dejados muy atrás por la lengua griega en su constante discurrir. En dos palabras, se descartaron los acentos grave y circunflejo (además de los dos espíritus que marcaban la aspiración inicial o la ausencia de ella), y se dejó sólo el acento agudo. En lo que atañe al plano de la letra escrita, y al margen de la fonología y de la historia, este acento, por tanto, es y debe ser siempre el mismo.

A pesar de la inconsistencia, no tendríamos que temer ningún inconveniente, si al fin y al cabo ambos acentos son idénticos. Sin embargo, el problema de verdad (al menos a efectos prácticos) viene ahora. Y es que no pocas fuentes, manteniéndose fieles a esta distinción espuria que hace Unicode, incluyen dos diseños distintos para los dos acentos. Mientras que el acento agudo (el oxia del área politónica) aparece como un acento agudo normal y corriente, el tonos, por contra, queda casi (cuando no totalmente) perpendicular a la línea base de la letra. Este diseño, por cierto, no es arbitrario sino que proviene de una moda, por no decir plaga, relativamente reciente en la tipografía hecha en Grecia, como una especie de autoafirmación en el nuevo estilo monotónico frente al preterido politonismo. Al margen de la cuestión meramente estética, y de que tal signo es difícilmente combinable con los espíritus y el circunflejo, ni se le puede anteponer claramente un acento grave debido a esa verticalidad, el problema que salta a la vista es que contamos con dos acentos agudos que pueden muy fácil acabar mezclándose en un texto griego, ya sea monotónico o politónico. Y si vamos a componer en una fuente que distinga gráficamente el tonos del oxia, el aspecto de nuestro texto también se volverá inconsistente.

¿Es habitual esta confusión de acentos? Sin ninguna duda: digamos que está a la orden del día. Por diversas causas, y entre ellas no es la menos importante el hecho de que los teclados para escribir en griego politónico tienen casi siempre mapeado el signo del tonos a costa del oxia. Y podemos hacer también una prueba muy sencilla. Copiar, como he hecho yo, cualquier palabra tomada al azar de los textos del Perseus-Hopper (por ejemplo, de Heródoto), que contenga alguna letra con acento agudo, y la pegamos en un editor de texto que pueda interpretar el código hexadecimal de los caracteres Unicode. Para ello yo uso Yudit. Y la palabra que he escogido, ἀπόδεξις. Vemos que en la pantalla de Yudit (fig. 3), si situamos el cursor a la altura del signo «ό», se nos informa que se trata del carácter Unicode que lleva el código U+03CC. Éste no es otro que el denominado en la jerga del estándar GREEK SMALL LETTER OMICRON WITH TONOS. Así pues, el Proyecto Perseo está usando el tonos y no el esperable oxia en sus textos de griego antiguo.

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Figura 3: Una prueba en el editor de texto plano Unicode Yudit

Si un texto así lo procesamos con una fuente que distinga gráficamente ambos acentos, se notará a simple vista la diferencia. Por fortuna, son más las tipografías que usan un único signo para el tonos y el oxia. Pero las de la otra cuerda haberlas haylas, y no están por cierto entre las menos conocidas. De unas cuantas de éstas, muy populares, podemos citar las Noto de Google o la Minion Pro de Adobe. En la fig. 4 se muestra cómo luciría la palabra ἀπόδεξις en la Minion, tal y como está copiada de los textos del Proyecto Perseo, con la ómicron y el tonos. Justo debajo, la misma palabra en la misma fuente, pero esta vez con el carácter de la ómicron y el oxia (U+1F79).

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Figura 4: Contraste entre oxia y tonos en la fuente Minion Pro

Y la diferencia de inclinación se hace, si cabe, más evidente cuando comparamos (fig. 5) la ómicron con el tonos frente a la ómicron con el espíritu suave y el oxia.

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Figura 5: Contraste entre oxia y tonos en la fuente Minion Pro (2)

Otro ejemplo notable lo tenemos en la tipografía FiraGo, una sans humanística auspiciada por la fundación Mozilla (fig. 6).

tonos-oxia-firago.png

Figura 6: Contraste entre tonos y oxia en la fuente FiraGo

Una solución en LuaTeX

Como se ve, si queremos trabajar en griego con alguna de estas fuentes no nos queda otra que normalizar el texto. Lo más sensato sería procurar que todos los acentos agudos pasen a ser oxia. Una forma de hacerlo es editar la fuente mediante un software como Fontforge. Pero si no queremos alterar nuestra fuente, se me ocurre una manera muchísimo más simple si estamos componiendo en Lua(La)TeX, que consiste en echar mano —una vez más— de la siempre utilísima función Lua fonts.handlers.otf.addfeature, que nos permite (gracias a la inclusión de código Lua en nuestro documento (La)TeX) modificar o aplicar ciertas características OpenType al vuelo, como las de substitución de caracteres. Así pues, podemos definir los reemplazos necesarios para las vocales con tonos, bajo la nueva característica OpenType que hemos bautizado «tonosoxia»:

\directlua{
fonts.handlers.otf.addfeature{
name = "tonosoxia",
type = "substitution",
data = {
alphatonos = "ά",
epsilontonos = "έ",
etatonos = "ή",
iotatonos = "ί",
omicrontonos = "ό",
omegatonos = "ώ",
upsilontonos = "ύ",
                },
        }
}

Y a continuación hacemos la prueba con la fuente FiraGo para comparar el texto con y sin conversión. A tal efecto, definimos (con fontspec) dos familias para griego con FiraGo. Una, de base, que se comporte «normal»:

\usepackage{fontspec}
\newfontfamily\sinoxia{FiraGo}

Y otra a la que le aplicaremos la nueva característica de substitución. Por tanto, convertirá automáticamente en la compilación cualquier letra con tonos en la misma letra con oxia:

\newfontfamily\oxia[RawFeature={+tonosoxia}]{FiraGo}

Y, por último, en nuestro documento de prueba escribimos las dos series de vocales con tonos:

\begin{document}

\sinoxia

ά έ ή ί ό ώ ύ

\oxia

ά έ ή ί ό ώ ύ

\end{document}

Con lo que obtendremos el esperado resultado (fig. 7) tras la compilación.

tonos-oxia-luatex.png

Figura 7: Resultado de la compilación con la doble serie de acentos

Publicado: 05/09/19 - 14:58

Última actualización: 05/09/19 - 14:58


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